Historia
El nombre del Estado se deriva de
Tamaholipa palabra de origen Huasteco, donde el prefijo tam significa “lugar
donde”. Aunque no existe un acuerdo del significado de holipa, parece ser que
la interpretación más común es “rezar mucho”, lo cual significa “lugar donde se
reza mucho”. Durante el periodo colonial temprano, uno de los pueblos
originales de Tamaulipas, hoy extinto, era conocido como los “Santos”, en lo
que parece una hispanización del término holipa.
De acuerdo a registros paleontológicos
y arqueológicos, los primeros asentamientos humanos en Tamaulipas datan de doce
milenios antes de la era cristiana, y están identificados en el llamado
“Complejo Diablo”, en alusión a un cañón de la Sierra de Tamaulipas. Más tarde,
a nivel del Trópico de Cáncer, aparecen las primeras manifestaciones de la
civilización indígena, ligadas al descubrimiento y domesticación del maíz y con
ello, al inicio de la vida agrícola y la agrupación de asentamientos
permanentes. Consecuentemente, en este período comenzó a fincarse en esta
región una de las manifestaciones de la cultura Mesoamericana
.
Tres fueron las áreas culturales de
Mesoamérica en Tamaulipas: los pueblos de la Sierra Madre Oriental, los pueblos
de la Sierra de Tamaulipas y la Huasteca. Fue en esta última área donde el
patrón cultural mesoamericano se definió con mayor claridad y cuyo legado se ha
trasmitido hasta nuestros días en las comunidades indígenas huastecas, aunque
éstas no sobrevivieron en Tamaulipas y sí en otras entidades como San Luis
Potosí e Hidalgo. En nuestra entidad, los huastecas se asentaron principalmente
a lo largo de la cuenca baja del río Guayalejo-Tamesí y en los valles
montañosos de Tanguanchín (Ocampo) y Tammapul (Tula). Políticamente no
constituyeron un Estado, sino más bien se integraban como un conjunto de
señoríos. Fueron hábiles artesanos y poseían una compleja cosmogonía religiosa,
al grado de que en la Huasteca surgió el concepto del dios Quetzalcóatl. Como
pueblo ubicado en un espacio periférico de la Mesoamérica nuclear, mantuvieron
una larga autonomía hasta que en el posclásico tardío los mexicanas sometieron
a su dominio a una porción de la Huasteca. En Tamaulipas, entre los siglos XV y
XVI, sucesivas oleadas de nómadas del norte hicieron replegar a los huastecas
hacia el río Pánuco, de tal forma que al momento de la Conquista española,
prácticamente ya no ocupaban su territorio. Sobre los grupos de la Sierra Madre
Oriental, si bien disponemos de investigaciones arqueológicas, no tenemos mucha
información sobre la identificación cultural de los pueblos prehispánicos que
la ocuparon. Hacia la parte meridional, en la región de Ocampo, surgieron
sociedades indígenas que poseían una significativa diversificación agrícola,
mientras que en la parte septentrional, entre los filos de la serranía, hubo
asentamientos con un gran trabajo constructivo, como se hace patente en el
Balcón de Montezuma, una zona arqueológica ubicada en las cercanías de la
actual capital del estado. Para el siglo XVII, al tiempo del primer encuentro
con la cultura occidental, la Sierra Madre era ocupada por los llamados indios
pisones. Para el caso de la Sierra de Tamaulipas y como se ha mencionado, de
ella se tienen antiquísimas referencias históricas, así como múltiples ejemplos
de la evolución posterior de los pueblos indígenas que la habitaron.
Lo anterior es visible en las
numerosas ruinas diseminadas en toda esta casi impenetrable serranía, como es
el caso de El Sabinito, un interesante sitio actualmente en investigación, que
nos habla de una sociedad organizada de tipo mesoamericano. Sin embargo,
existen evidencias de que durante el posclásico este modelo cultural se agotó,
quedando habitada la sierra por diversos grupos de agricultores, pero de un
nivel de civilización menor. En contraste al mundo mesoamericano, en el norte
de la entidad y en todo el conjunto del noreste de México y el sur de Texas,
imperó en la antigüedad y hasta el arribo de los españoles, un patrón cultural
de múltiples grupos tribales nómadas (los chichimecas), entre los que el tronco
lingüístico predominante era la lengua coahuilteca. Este vasto espacio norteño
formó parte del área cultural de Aridoamérica o la “América árida”. Se trataba
de la presencia de numerosas bandas de indios cazadores-recolectores, que
deambulaban por las llanuras, especialmente en las cercanías de las corrientes
fluviales, los que poseían una reducida cultura material y muy elementales
estructuras de organización social. Por mencionar algunos, cabría citar a los
carrizos de orillas del río Bravo, a los pintos de las riberas del Conchas o a
los janambres del centro de Tamaulipas. Asolados por las redadas esclavistas
provenientes de la Huasteca o del Nuevo Reino de León durante los siglos XVI y
XVII, los indios de Tamaulipas ofrecieron una fiera resistencia a la ocupación
novohispana. Además, este espacio costero se convirtió en refugio de las etnias
de las entidades vecinas, identificados como “apóstatas”, es decir, que habían
renunciado a la cristianización. Con la colonización de Tamaulipas a partir de
la segunda mitad del siglo XVIII, se intentó asentar a los indios chichimecas
en misiones a cargo de frailes franciscanos. Sin embargo, hubo muy poco arraigo
indígena en estas misiones y los diversos grupos que deambulaban por su
territorio acabaron por extinguirse. En este proceso actuaron la guerra, el
desequilibrio de sus antiguos hábitats y costumbres de caza y recolección, las
epidemias y su poca disposición para asimilarse al orden colonial. Algunos
grupos trascendieron hasta mediados del siglo XIX, hasta finalmente desaparecer
como etnias socialmente diferenciadas.
Antes de la llegada de los
conquistadores españoles el territorio de Tamaulipas estuvo ocupado por varias
etnias de las cuales sobresalen los huastecos. Américo Vespucio, el célebre
cartógrafo italiano que bautizó al continente, visitó el territorio tamaulipeco
a finales del siglo XVI y en su correspondencia con Lorenzo di Pierfrancesco
mencionó que los nativos llamaban al territorio Lariab. Durante la colonia se
le conoció con otros nombres: Reino Guasteca, Provincia de Amichel y Tierra
Garayana, Provincia de Pánuco, Comarca de Paul, de Alifau y Ocinan, Médanos de
la Magdalena, Costa del Seno Mexicano, Nuevo Reino de León y Nuevo Santander.
El nombre actual proviene de la fundación del pueblo de Tamaholipa que hiciese
Fray Andrés de Olmos en 1544.
El primer asentamiento permanente
Español en el área fue Tampico en 1554. Lo que ahora es Tamaulipas fue
incorporada como una provincia de la Nueva España en 1746 con el nombre de
Nuevo Santander.
Durante la mayor parte de la colonia
la población europea sufrió los embates de los grupos indígenas rebeldes, a los
que a su vez esclavizaban o asesinaban. En 1732 José de Escandón arribó al
territorio y desarrolló un agresivo programa de colonización y pacificación que
se extendería al vecino Nuevo Reino de León. Tras el llamado a la independencia
hecho por Miguel Hidalgo y Costilla, Bernardo Gutiérrez de Lara, originario de
Revilla (hoy Nva, Cd, Guerrero, Tam.), se unió a las filas insurgentes y obtuvo
importantes victorias en San Antonio Bejar (hoy San Antonio, Texas).
El 17 de abril de 1817 desembarcó en
las costas tamaulipecas Francisco Javier Mina, rebelde español que llegó al
territorio a combatir al ejército imperial de su país. A mediados de siglo,
tras la consumación de la independencia, la pugna entre liberales y
conservadores y la invasión de los Estados Unidos afectaron enormemente la
región, la cual adquirió un fuerte sentido de autonomía. Tras los abusos
generados por la presidencia de Antonio López de Santa Anna, en 1840 decidió
independizarse de México y unirse a la República del Río Grande junto a los
estados de Nuevo León y Coahuila. La incipiente república fue sofocada por el
ejército mexicano. Durante la Guerra de Reforma y la Revolución mexicana se
libraron importantes batallas en territorio tamaulipeco y a principios del
siglo XX Emilio Portes Gil, oriundo del estado, se convertiría en presidente
interino de México.
Tradiciones y
Costumbres
La cultura tamaulipeca habita en cada
una de las manifestaciones que el pueblo tiene alrededor de las seis regiones
del estado. Desde el norte fronterizo hasta la costa sureña Tamaulipas se
fortalece con su gastronomía, vestimenta, artesanía, música, pintura, oralidad
y las tradiciones que enlazan el pasado con el presente y nos enseñan el trazo
del futuro que todos queremos para el estado. Al patrimonio de Tamaulipas hay
que sumarle la gran calidad humana de los seres que viven y conviven en su
tierra junto con el esfuerzo que se hace día con día para que las costumbres
históricas pervivan como signo original de la identidad y el orgullo de ser
tamaulipecos.
Gastronomía
La abundancia de productos
agropecuarios y del mar representa la fuente de la alimentación de los
tamaulipecos desde tiempos ancestrales. Nuestra geografía es rica en
expresiones culinarias: gorditas de horno y bocoles de El Mante, cabrito
enchilado, discada, jaibas rellenas, huatape de camarón, atole de maíz de teja
de Camargo, carne asada a la tampiqueña, gorditas huastecas, enchiladas
tamaulipecas, atole de miel de maguey, vino mezcal de tuna, garrocha de
lechuguilla, cabrito de gala, tortas estilo La Barda, chochas y jacubos,
enchiladas de Tula, gorditas de don Pedro en Jaumave, gorditas Doña Tota en
Victoria, ponteduro elaborado con maíz y piloncillo, chichimbré o el
tradicional turrón elaborado en Tula, calabaza en tacha de miel de piloncillo y
otros dulces regionales de Llera, langostinos en caldo o a la mantequilla en la
Boca Toma de Gómez Farías, la machaca de El Encinal –con huevo o en caldillo–,
y las asaderas de Jiménez y San Carlos –auténticos almuerzos norteños–,
acompañados con jugo de naranja de las huertas de Barretal en Padilla, son
apenas una muestra del buen comer en el noreste mexicano. La cocina de
Tamaulipas se ingenia bien para presentar en la mesa, muchas veces en un solo
platillo, los aromas del mar y del trópico, combinados el acuyo, el aguacate,
el perejil y el cilantro con el camarón. El arte de cocinar, es sin duda, una
de las cualidades de los tamaulipecos.
Entre sus platos típicos hay que destacar el
cabrito al pastor, cabrito al horno, parilladas, gorditas rellenas, tamales de
cerdo, asado de puerco, carne asada a la tampiqueña, carne
seca con huevo. Además se elaboran excelentes platos con pescados y mariscos
como los cebiches, sopas de mariscos, las jaibas rellenas, salpicón de jaiba,
camarones elaborados de muy diferentes maneras como por ejemplo escabeche
de camarón o camarones en su jugo, además de los pescados anteriormente
nombrados, la negrilla, róbalo y huachinango
Música, Danza, Baile
y Vestimenta
Franja fronteriza
Los bailes del norte de Tamaulipas
(polka, redova y chotís), aunque derivados de una serie de estilos de origen
polaco, escocés y checoslovaco, han sido asimilados por el pueblo que los
adoptó como propios y les ha dado mayor movimiento y alegría, vibrando en ellos
la personalidad y el carácter bravío y viril que se ve reflejado en el
zapateado ágil y fuerte de los bailadores, así como en la gracia y coquetería
de sus mujeres. Su música se ejecuta con el acordeón, bajo sexto, saxofón y
contrabajo, los cuales hacen que resulte inconfundible. La vestimenta del
folklore norteño femenino es confeccionada en tela de algodón a cuadros o floreada;
blusa y falda incluyen ornato a base de encajes, olanes y pasalistones; y en la
cabeza una larga trenza con listones o una mascada en el color del vestido. En
el caso de los varones se estila el pantalón vaquero en color oscuro (tergal o
mezclilla), camisa vaquera, paliacate o mascada, botín y sombrero norteño de
fieltro de color oscuro.
Sierra de San Carlos y Llanos de San
Fernando
La música y baile típico de esta
región se conoce como “picota” y tiene su origen en la Villa de San Carlos,
enclavada en las serranías que sirvieron de refugio a los grupos indígenas que
huían de los colonizadores. La palabra picota significa “palo alto” o
“columna”, donde se exponía a la vergüenza pública a los reos al compás marcial
del tambor y clarinete. Al paso del tiempo el pueblo adopta esta música,
acoplándola a los ritmos alegres y movidos característicos de nuestro estado.
Los instrumentos que se utilizan para la ejecución de este género son el
clarinete y la tambora, mismos que bastan para despertar el gusto de los
bailadores.
La danza que la acompaña tiene
reminiscencias mestizas. En la región, para anunciar la fiesta, los músicos
suben desde temprano a tocar al cerro y el sonido penetrante e intenso anuncia
a los habitantes que la fiesta va a principar. Todos se sienten invitados. 2
En el caso de la vestimenta de esta
zona, se confecciona desde su inicio en tela de manta. La mujer lleva cuello
“v” y manga corta, con el largo de la falda hasta el tobillo; una banda en la
cintura que termina con un moño en la parte e atrás y aplicaciones sobre el
vestido que suelen ser de listones de color con grecas; asimismo, se estila una
larga trenza y flores blancas de Nacahua. Por su parte, el hombre lleva unos
cordones en la parte del cuello de la camisa y porta una banda en la cintura
del color del vestido de la mujer. Ambos pueden usar huaraches o bailar
descalzos.
Huasteca
En la Huasteca tamaulipeca, como en el
resto de las Huastecas –Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Querétaro e
Hidalgo-, existe una música singular y representativa: el huapango, una
variedad del son. Es música para bailar, contar anécdotas, pedir aguinaldos en
Navidad, burlarse con humor y lanzar pullas a los enemigos. Es música para
bailar sobre una tarima de madera.
Dentro del amplio contenido en huapangos
con que cuenta nuestra región Huasteca existen sones característicos para
trovar en los que destaca la languidez del violín, y el acompasado ritmo de la
jarana y guitarra quinta, que integrándose a la entonada voz del trovador,
despierta la sensibilidad de quien lo escucha. Por su parte, los trovadores
huastecos nos subliman con la belleza de sus trovos y el léxico característico
de la región, haciendo gala, en la versificación de cada una de sus décimas, de
una maravillosa e inigualable capacidad poética innata. En esta región varían
las telas utilizadas para la confección del traje regional: el traje tipo
campero es de tela de algodón por ser el utilizado para la zona de la costa; el
traje ranchero es una combinación de tela de algodón cómoda para el trabajo
pero también lleva una chamarra de cuero, para soportar las inclemencias del
tiempo; por último, el traje de gala es confeccionado en cuero y se utiliza
para asistir a eventos sociales.
Festividades
Festividades religiosas de las Sierras
del sudoeste
Las festividades religiosas inician en
el mes de febrero con el Día de la Candelaria, pasan a marzo con el Santoral de
San José, siguen con el mes de mayo, cuando se celebran dos festividades,
primero el Día de la Santa Cruz, y segundo a San Isidro Labrador.
Subsecuentemente, en junio y julio, otras dos festividades, a San Antonio de
Padua y a la Virgen de San Juan; los Dulces nombres de Jesús y la Virgen del
Carmen. En agosto, a Nuestra Señora de las Nieves. En octubre, tres
festividades más, a San Francisco de Asís, la Virgen del Rosario y San Judas
Tadeo. Por último, en el mes de diciembre, tres más, a la Virgen de la
Inmaculada Concepción, a la Virgen de Guadalupe y la Noche de Navidad, cuando
realizan en esta última las tradicionales pastorelas.
Campesinos de Tula, Jaumave,
Palmillas, Bustamante y Miquihuana, suplican a los santos patrones y patronas
la fertilidad de sus tierras, con la llegada de las lluvias, dedicándoles con
mucha fe y devoción las festividades y las danzas tradicionales. Los danzantes
de a pie portan en la mano derecha una sonaja y llevan en el pecho un espejo en
forma de corazón, bordado con lentejuelas. Los danzantes de a caballito
utilizan un huacal que simula un caballo, el cual se construye con madera de
chaparro o de mimbre, y es recubierto con una tela blanca en forma de ruedo;
posteriormente se le cuelgan una serie de materiales, entre los que resalta un
machete de madera que representa la espada. El pantalón y la camisa del Viejo
de la danza están hechos de jirones de tela; este personaje utiliza una máscara
para cubrirse la cara. La vestimenta de la Malinche es un vestido blanco de
primera comunión; en la cabeza le colocan una corona tipo velo de novia bordado
y, en ocasiones, lleva una sonaja.
Traje Típico
Hay una prenda de vestir con la que en
todo México se identifica a los tamaulipecos: la cuera. Es un artículo que a lo
largo y ancho del estado se usa como prenda de gala para asistir a una fiesta,
para bailar y tocar música o para un desfile. Se le puede ver tanto en Ocampo
como en Tampico, Ciudad Victoria, Matamoros, Reynosa o en Nuevo Laredo; es, sin
lugar a dudas, el vestido típico tamaulipeco.
Ramón
Mendoza, artesano de Tula, nos narra el origen de esta prenda tan singular, con
filigrana de cuero y barbas en las mangas, pecho y espalda: “Anteriormente se
le llamaba cotón; era una chamarra lisa, larga hasta el suelo, exclusivamente
para los vaqueros. La hacían de gamuza de venado pero la hacían para el campo,
para protegerse de las ramas, y de ahí nació la idea de hacerle una al general
Alberto Carrera Torres, pero ya con algunos adornos; en ese tiempo no se ponían
las barbas que ponemos ahora. Esa primera cuera la hizo el papá de mi suegro,
el capitán Rosalío Reina, que fue compañero revolucionario del general; dice mi
mujer que la hizo en plena sierra: donde andaba ahí cargaban la máquina. Los
dibujos los tomó de las flores silvestres del campo y de ahí para acá se ha
venido estilizando a través de tanto tiempo. No tengo una fecha exacta, fue
entre 1915 y 1917”.
Artesanías
El estado de Tamaulipas cuenta con
importantes comunidades que se especializan en la manufactura de objetos
diversos, utilizando distintos materiales como barro, madera, gamuza, fibras
vegetales y elementos marinos, entre otros. La artesanía tamaulipeca se nutre
de la necesidad e imaginación de quienes dan forma y vida a estos productos los
cuales se llegan a adquirir por su calidad y belleza.
Son artesanías elaboradas
particularmente en las Sierras del Sudoeste, las siguientes: alfarería, barricas
de madera, carretas de madera para yuntas, cestería de caña de otate, silla de
madera y de montar, talabartería, corte y confección de la cuera tamaulipeca,
productos artesanales con piel delgada y manejable, productos artesanales con
baqueta, tejidos de ixtle o lechuguilla, tejidos de maguey, tejidos de ixtle de
sotol, tejidos de ixtle de somate, tejidos de rosita y tejidos de tule.
Estados
Al 2012, el estado de Tamaulipas está dividido en 43 municipios.
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Integrantes
Del Angel Martinez Luis Angel
Martinez Hernandez Cristian
Mireles Alvarado Erick Ivan
n0s qued0 muy bien el blog :D
ResponderEliminarsalud0s
Muy bien!!
ResponderEliminarRevisado!!
gracias
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