martes, 23 de octubre de 2012

Ensayo de Tamaulipas


Historia
El nombre del Estado se deriva de Tamaholipa palabra de origen Huasteco, donde el prefijo tam significa “lugar donde”. Aunque no existe un acuerdo del significado de holipa, parece ser que la interpretación más común es “rezar mucho”, lo cual significa “lugar donde se reza mucho”. Durante el periodo colonial temprano, uno de los pueblos originales de Tamaulipas, hoy extinto, era conocido como los “Santos”, en lo que parece una hispanización del término holipa.


De acuerdo a registros paleontológicos y arqueológicos, los primeros asentamientos humanos en Tamaulipas datan de doce milenios antes de la era cristiana, y están identificados en el llamado “Complejo Diablo”, en alusión a un cañón de la Sierra de Tamaulipas. Más tarde, a nivel del Trópico de Cáncer, aparecen las primeras manifestaciones de la civilización indígena, ligadas al descubrimiento y domesticación del maíz y con ello, al inicio de la vida agrícola y la agrupación de asentamientos permanentes. Consecuentemente, en este período comenzó a fincarse en esta región una de las manifestaciones de la cultura Mesoamericana

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Tres fueron las áreas culturales de Mesoamérica en Tamaulipas: los pueblos de la Sierra Madre Oriental, los pueblos de la Sierra de Tamaulipas y la Huasteca. Fue en esta última área donde el patrón cultural mesoamericano se definió con mayor claridad y cuyo legado se ha trasmitido hasta nuestros días en las comunidades indígenas huastecas, aunque éstas no sobrevivieron en Tamaulipas y sí en otras entidades como San Luis Potosí e Hidalgo. En nuestra entidad, los huastecas se asentaron principalmente a lo largo de la cuenca baja del río Guayalejo-Tamesí y en los valles montañosos de Tanguanchín (Ocampo) y Tammapul (Tula). Políticamente no constituyeron un Estado, sino más bien se integraban como un conjunto de señoríos. Fueron hábiles artesanos y poseían una compleja cosmogonía religiosa, al grado de que en la Huasteca surgió el concepto del dios Quetzalcóatl. Como pueblo ubicado en un espacio periférico de la Mesoamérica nuclear, mantuvieron una larga autonomía hasta que en el posclásico tardío los mexicanas sometieron a su dominio a una porción de la Huasteca. En Tamaulipas, entre los siglos XV y XVI, sucesivas oleadas de nómadas del norte hicieron replegar a los huastecas hacia el río Pánuco, de tal forma que al momento de la Conquista española, prácticamente ya no ocupaban su territorio. Sobre los grupos de la Sierra Madre Oriental, si bien disponemos de investigaciones arqueológicas, no tenemos mucha información sobre la identificación cultural de los pueblos prehispánicos que la ocuparon. Hacia la parte meridional, en la región de Ocampo, surgieron sociedades indígenas que poseían una significativa diversificación agrícola, mientras que en la parte septentrional, entre los filos de la serranía, hubo asentamientos con un gran trabajo constructivo, como se hace patente en el Balcón de Montezuma, una zona arqueológica ubicada en las cercanías de la actual capital del estado. Para el siglo XVII, al tiempo del primer encuentro con la cultura occidental, la Sierra Madre era ocupada por los llamados indios pisones. Para el caso de la Sierra de Tamaulipas y como se ha mencionado, de ella se tienen antiquísimas referencias históricas, así como múltiples ejemplos de la evolución posterior de los pueblos indígenas que la habitaron.


Lo anterior es visible en las numerosas ruinas diseminadas en toda esta casi impenetrable serranía, como es el caso de El Sabinito, un interesante sitio actualmente en investigación, que nos habla de una sociedad organizada de tipo mesoamericano. Sin embargo, existen evidencias de que durante el posclásico este modelo cultural se agotó, quedando habitada la sierra por diversos grupos de agricultores, pero de un nivel de civilización menor. En contraste al mundo mesoamericano, en el norte de la entidad y en todo el conjunto del noreste de México y el sur de Texas, imperó en la antigüedad y hasta el arribo de los españoles, un patrón cultural de múltiples grupos tribales nómadas (los chichimecas), entre los que el tronco lingüístico predominante era la lengua coahuilteca. Este vasto espacio norteño formó parte del área cultural de Aridoamérica o la “América árida”. Se trataba de la presencia de numerosas bandas de indios cazadores-recolectores, que deambulaban por las llanuras, especialmente en las cercanías de las corrientes fluviales, los que poseían una reducida cultura material y muy elementales estructuras de organización social. Por mencionar algunos, cabría citar a los carrizos de orillas del río Bravo, a los pintos de las riberas del Conchas o a los janambres del centro de Tamaulipas. Asolados por las redadas esclavistas provenientes de la Huasteca o del Nuevo Reino de León durante los siglos XVI y XVII, los indios de Tamaulipas ofrecieron una fiera resistencia a la ocupación novohispana. Además, este espacio costero se convirtió en refugio de las etnias de las entidades vecinas, identificados como “apóstatas”, es decir, que habían renunciado a la cristianización. Con la colonización de Tamaulipas a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, se intentó asentar a los indios chichimecas en misiones a cargo de frailes franciscanos. Sin embargo, hubo muy poco arraigo indígena en estas misiones y los diversos grupos que deambulaban por su territorio acabaron por extinguirse. En este proceso actuaron la guerra, el desequilibrio de sus antiguos hábitats y costumbres de caza y recolección, las epidemias y su poca disposición para asimilarse al orden colonial. Algunos grupos trascendieron hasta mediados del siglo XIX, hasta finalmente desaparecer como etnias socialmente diferenciadas.



Antes de la llegada de los conquistadores españoles el territorio de Tamaulipas estuvo ocupado por varias etnias de las cuales sobresalen los huastecos. Américo Vespucio, el célebre cartógrafo italiano que bautizó al continente, visitó el territorio tamaulipeco a finales del siglo XVI y en su correspondencia con Lorenzo di Pierfrancesco mencionó que los nativos llamaban al territorio Lariab. Durante la colonia se le conoció con otros nombres: Reino Guasteca, Provincia de Amichel y Tierra Garayana, Provincia de Pánuco, Comarca de Paul, de Alifau y Ocinan, Médanos de la Magdalena, Costa del Seno Mexicano, Nuevo Reino de León y Nuevo Santander. El nombre actual proviene de la fundación del pueblo de Tamaholipa que hiciese Fray Andrés de Olmos en 1544.



El primer asentamiento permanente Español en el área fue Tampico en 1554. Lo que ahora es Tamaulipas fue incorporada como una provincia de la Nueva España en 1746 con el nombre de Nuevo Santander.



Durante la mayor parte de la colonia la población europea sufrió los embates de los grupos indígenas rebeldes, a los que a su vez esclavizaban o asesinaban. En 1732 José de Escandón arribó al territorio y desarrolló un agresivo programa de colonización y pacificación que se extendería al vecino Nuevo Reino de León. Tras el llamado a la independencia hecho por Miguel Hidalgo y Costilla, Bernardo Gutiérrez de Lara, originario de Revilla (hoy Nva, Cd, Guerrero, Tam.), se unió a las filas insurgentes y obtuvo importantes victorias en San Antonio Bejar (hoy San Antonio, Texas).



El 17 de abril de 1817 desembarcó en las costas tamaulipecas Francisco Javier Mina, rebelde español que llegó al territorio a combatir al ejército imperial de su país. A mediados de siglo, tras la consumación de la independencia, la pugna entre liberales y conservadores y la invasión de los Estados Unidos afectaron enormemente la región, la cual adquirió un fuerte sentido de autonomía. Tras los abusos generados por la presidencia de Antonio López de Santa Anna, en 1840 decidió independizarse de México y unirse a la República del Río Grande junto a los estados de Nuevo León y Coahuila. La incipiente república fue sofocada por el ejército mexicano. Durante la Guerra de Reforma y la Revolución mexicana se libraron importantes batallas en territorio tamaulipeco y a principios del siglo XX Emilio Portes Gil, oriundo del estado, se convertiría en presidente interino de México.


Tradiciones y Costumbres

La cultura tamaulipeca habita en cada una de las manifestaciones que el pueblo tiene alrededor de las seis regiones del estado. Desde el norte fronterizo hasta la costa sureña Tamaulipas se fortalece con su gastronomía, vestimenta, artesanía, música, pintura, oralidad y las tradiciones que enlazan el pasado con el presente y nos enseñan el trazo del futuro que todos queremos para el estado. Al patrimonio de Tamaulipas hay que sumarle la gran calidad humana de los seres que viven y conviven en su tierra junto con el esfuerzo que se hace día con día para que las costumbres históricas pervivan como signo original de la identidad y el orgullo de ser tamaulipecos.

Gastronomía

La abundancia de productos agropecuarios y del mar representa la fuente de la alimentación de los tamaulipecos desde tiempos ancestrales. Nuestra geografía es rica en expresiones culinarias: gorditas de horno y bocoles de El Mante, cabrito enchilado, discada, jaibas rellenas, huatape de camarón, atole de maíz de teja de Camargo, carne asada a la tampiqueña, gorditas huastecas, enchiladas tamaulipecas, atole de miel de maguey, vino mezcal de tuna, garrocha de lechuguilla, cabrito de gala, tortas estilo La Barda, chochas y jacubos, enchiladas de Tula, gorditas de don Pedro en Jaumave, gorditas Doña Tota en Victoria, ponteduro elaborado con maíz y piloncillo, chichimbré o el tradicional turrón elaborado en Tula, calabaza en tacha de miel de piloncillo y otros dulces regionales de Llera, langostinos en caldo o a la mantequilla en la Boca Toma de Gómez Farías, la machaca de El Encinal –con huevo o en caldillo–, y las asaderas de Jiménez y San Carlos –auténticos almuerzos norteños–, acompañados con jugo de naranja de las huertas de Barretal en Padilla, son apenas una muestra del buen comer en el noreste mexicano. La cocina de Tamaulipas se ingenia bien para presentar en la mesa, muchas veces en un solo platillo, los aromas del mar y del trópico, combinados el acuyo, el aguacate, el perejil y el cilantro con el camarón. El arte de cocinar, es sin duda, una de las cualidades de los tamaulipecos.

Entre sus platos típicos hay que destacar el cabrito al pastor, cabrito al horno, parilladas, gorditas rellenas, tamales de cerdo, asado de puerco, carne asada a la tampiqueña, carne seca con huevo. Además se elaboran excelentes platos con pescados y mariscos como los cebiches, sopas de mariscos, las jaibas rellenas, salpicón de jaiba, camarones elaborados de muy diferentes maneras como por ejemplo escabeche de camarón o camarones en su jugo, además de los pescados anteriormente nombrados, la negrilla, róbalo y huachinango

Música, Danza, Baile y Vestimenta

Franja fronteriza
Los bailes del norte de Tamaulipas (polka, redova y chotís), aunque derivados de una serie de estilos de origen polaco, escocés y checoslovaco, han sido asimilados por el pueblo que los adoptó como propios y les ha dado mayor movimiento y alegría, vibrando en ellos la personalidad y el carácter bravío y viril que se ve reflejado en el zapateado ágil y fuerte de los bailadores, así como en la gracia y coquetería de sus mujeres. Su música se ejecuta con el acordeón, bajo sexto, saxofón y contrabajo, los cuales hacen que resulte inconfundible. La vestimenta del folklore norteño femenino es confeccionada en tela de algodón a cuadros o floreada; blusa y falda incluyen ornato a base de encajes, olanes y pasalistones; y en la cabeza una larga trenza con listones o una mascada en el color del vestido. En el caso de los varones se estila el pantalón vaquero en color oscuro (tergal o mezclilla), camisa vaquera, paliacate o mascada, botín y sombrero norteño de fieltro de color oscuro.

Sierra de San Carlos y Llanos de San Fernando
La música y baile típico de esta región se conoce como “picota” y tiene su origen en la Villa de San Carlos, enclavada en las serranías que sirvieron de refugio a los grupos indígenas que huían de los colonizadores. La palabra picota significa “palo alto” o “columna”, donde se exponía a la vergüenza pública a los reos al compás marcial del tambor y clarinete. Al paso del tiempo el pueblo adopta esta música, acoplándola a los ritmos alegres y movidos característicos de nuestro estado. Los instrumentos que se utilizan para la ejecución de este género son el clarinete y la tambora, mismos que bastan para despertar el gusto de los bailadores.
La danza que la acompaña tiene reminiscencias mestizas. En la región, para anunciar la fiesta, los músicos suben desde temprano a tocar al cerro y el sonido penetrante e intenso anuncia a los habitantes que la fiesta va a principar. Todos se sienten invitados. 2
En el caso de la vestimenta de esta zona, se confecciona desde su inicio en tela de manta. La mujer lleva cuello “v” y manga corta, con el largo de la falda hasta el tobillo; una banda en la cintura que termina con un moño en la parte e atrás y aplicaciones sobre el vestido que suelen ser de listones de color con grecas; asimismo, se estila una larga trenza y flores blancas de Nacahua. Por su parte, el hombre lleva unos cordones en la parte del cuello de la camisa y porta una banda en la cintura del color del vestido de la mujer. Ambos pueden usar huaraches o bailar descalzos.



Huasteca

En la Huasteca tamaulipeca, como en el resto de las Huastecas –Puebla, Veracruz, San Luis Potosí, Querétaro e Hidalgo-, existe una música singular y representativa: el huapango, una variedad del son. Es música para bailar, contar anécdotas, pedir aguinaldos en Navidad, burlarse con humor y lanzar pullas a los enemigos. Es música para bailar sobre una tarima de madera.
Dentro del amplio contenido en huapangos con que cuenta nuestra región Huasteca existen sones característicos para trovar en los que destaca la languidez del violín, y el acompasado ritmo de la jarana y guitarra quinta, que integrándose a la entonada voz del trovador, despierta la sensibilidad de quien lo escucha. Por su parte, los trovadores huastecos nos subliman con la belleza de sus trovos y el léxico característico de la región, haciendo gala, en la versificación de cada una de sus décimas, de una maravillosa e inigualable capacidad poética innata. En esta región varían las telas utilizadas para la confección del traje regional: el traje tipo campero es de tela de algodón por ser el utilizado para la zona de la costa; el traje ranchero es una combinación de tela de algodón cómoda para el trabajo pero también lleva una chamarra de cuero, para soportar las inclemencias del tiempo; por último, el traje de gala es confeccionado en cuero y se utiliza para asistir a eventos sociales.


Festividades

Festividades religiosas de las Sierras del sudoeste
Las festividades religiosas inician en el mes de febrero con el Día de la Candelaria, pasan a marzo con el Santoral de San José, siguen con el mes de mayo, cuando se celebran dos festividades, primero el Día de la Santa Cruz, y segundo a San Isidro Labrador. Subsecuentemente, en junio y julio, otras dos festividades, a San Antonio de Padua y a la Virgen de San Juan; los Dulces nombres de Jesús y la Virgen del Carmen. En agosto, a Nuestra Señora de las Nieves. En octubre, tres festividades más, a San Francisco de Asís, la Virgen del Rosario y San Judas Tadeo. Por último, en el mes de diciembre, tres más, a la Virgen de la Inmaculada Concepción, a la Virgen de Guadalupe y la Noche de Navidad, cuando realizan en esta última las tradicionales pastorelas.
Campesinos de Tula, Jaumave, Palmillas, Bustamante y Miquihuana, suplican a los santos patrones y patronas la fertilidad de sus tierras, con la llegada de las lluvias, dedicándoles con mucha fe y devoción las festividades y las danzas tradicionales. Los danzantes de a pie portan en la mano derecha una sonaja y llevan en el pecho un espejo en forma de corazón, bordado con lentejuelas. Los danzantes de a caballito utilizan un huacal que simula un caballo, el cual se construye con madera de chaparro o de mimbre, y es recubierto con una tela blanca en forma de ruedo; posteriormente se le cuelgan una serie de materiales, entre los que resalta un machete de madera que representa la espada. El pantalón y la camisa del Viejo de la danza están hechos de jirones de tela; este personaje utiliza una máscara para cubrirse la cara. La vestimenta de la Malinche es un vestido blanco de primera comunión; en la cabeza le colocan una corona tipo velo de novia bordado y, en ocasiones, lleva una sonaja.

 Traje Típico

Hay una prenda de vestir con la que en todo México se identifica a los tamaulipecos: la cuera. Es un artículo que a lo largo y ancho del estado se usa como prenda de gala para asistir a una fiesta, para bailar y tocar música o para un desfile. Se le puede ver tanto en Ocampo como en Tampico, Ciudad Victoria, Matamoros, Reynosa o en Nuevo Laredo; es, sin lugar a dudas, el vestido típico tamaulipeco.
Ramón Mendoza, artesano de Tula, nos narra el origen de esta prenda tan singular, con filigrana de cuero y barbas en las mangas, pecho y espalda: “Anteriormente se le llamaba cotón; era una chamarra lisa, larga hasta el suelo, exclusivamente para los vaqueros. La hacían de gamuza de venado pero la hacían para el campo, para protegerse de las ramas, y de ahí nació la idea de hacerle una al general Alberto Carrera Torres, pero ya con algunos adornos; en ese tiempo no se ponían las barbas que ponemos ahora. Esa primera cuera la hizo el papá de mi suegro, el capitán Rosalío Reina, que fue compañero revolucionario del general; dice mi mujer que la hizo en plena sierra: donde andaba ahí cargaban la máquina. Los dibujos los tomó de las flores silvestres del campo y de ahí para acá se ha venido estilizando a través de tanto tiempo. No tengo una fecha exacta, fue entre 1915 y 1917”.


Artesanías

El estado de Tamaulipas cuenta con importantes comunidades que se especializan en la manufactura de objetos diversos, utilizando distintos materiales como barro, madera, gamuza, fibras vegetales y elementos marinos, entre otros. La artesanía tamaulipeca se nutre de la necesidad e imaginación de quienes dan forma y vida a estos productos los cuales se llegan a adquirir por su calidad y belleza.
Son artesanías elaboradas particularmente en las Sierras del Sudoeste, las siguientes: alfarería, barricas de madera, carretas de madera para yuntas, cestería de caña de otate, silla de madera y de montar, talabartería, corte y confección de la cuera tamaulipeca, productos artesanales con piel delgada y manejable, productos artesanales con baqueta, tejidos de ixtle o lechuguilla, tejidos de maguey, tejidos de ixtle de sotol, tejidos de ixtle de somate, tejidos de rosita y tejidos de tule.
Estados

Al 2012, el estado de Tamaulipas está dividido en 43 municipios.
 del municipioMunicipioCabecera municipalHabitantes(año 2012)
001AbasoloAbasolo
12 070
002AldamaAldama
29 470
003AltamiraAltamira
212 001
004Antiguo MorelosAntiguo Morelos
9 003
005BurgosBurgos
4 589
006BustamanteBustamante
7 636
007CamargoCiudad Camargo
14 933
008CasasCasas
4 423
009Ciudad MaderoCiudad Madero
197 216
010CruillasCruillas
2 011
011Gómez FaríasGómez Farías
8 786
012GonzálezGonzález
43 435
013GüémezGüémez
15 659
014GuerreroNueva Ciudad Guerrero
4 477
015Gustavo Díaz OrdazCiudad Gustavo Díaz Ordaz
15 775
016HidalgoHidalgo
23 793
017JaumaveJaumave
15 105
018JiménezSantander Jiménez
8 338
019LleraLlera de Canales
17 333
020MaineroVilla Mainero
2 579
021El ManteCiudad Mante
115 792
022MatamorosHeroica Matamoros
489 193
023MéndezMéndez
4 530
024MierMier
4 762
025Miguel AlemánCiudad Miguel Alemán
27 015
026MiquihuanaMiquihuana
3 514
027Nuevo LaredoNuevo Laredo
384 033
028Nuevo MorelosNuevo Morelos
3 381
029OcampoOcampo
12 962
030PadillaNueva Villa de Padilla
14 020
031PalmillasPalmillas
1 795
032ReynosaReynosa
608 891
033Río BravoCiudad Río Bravo
118 259
034San CarlosSan Carlos
9 331
035San FernandoSan Fernando
57 220
036San NicolásSan Nicolás
1 031
037Soto la MarinaSoto la Marina
24 764
038TampicoTampico
297 554
039TulaCiudad Tula
27 572
040Valle HermosoValle Hermoso
63 170
041Victoria
Ciudad Victoria
321 953
042VillagránVillagrán
6 316
043XicoténcatlXicoténcatl
22 864

Integrantes
Del Angel Martinez Luis Angel
Martinez Hernandez Cristian
Mireles Alvarado Erick Ivan